Liberarse del Mejor*
Giorgio Napolitano [Presidente de la República italiana] no habría podido ser más claro en el delinear los feroces aspectos de la limpieza étnica operada en las tierras giulianas después del 8 de septiembre de 1943, ni en el subrayar la tenaz insolencia con la que fue tentada, y por algunos decenios realizada, la cancelación de aquellos horrores de la memoria nacional: al menos de la memoria solemne. Las palabras del Jefe del Estado asumen un relieve particular por ser pronunciadas por quien ha sido exponente de esplendor del Partido Comunista italiano: aquel partido que, con sus robustas descendencias culturales y académicas además de políticas, ha actuado, en sustancia, para que no se ocupasen de las foibe. O se ocuparan sólo relegándolas al ámbito de respuestas «democráticas» a precedentes violencias fascistas.
Ha tocado a las foibe y a los enfoibados la suerte que hasta ahora toca al triángulo de la muerte y a cuantos fueron asesinados por fieros justicieros rojos [el periodista hace referencia a los homicidios cometidos acabada la guerra por los partidarios comunistas de exponentes del antifascismo no comunista, sobretodo en la región Emilia Romagna]. Mientras que sobre la matanza post- liberación de fascistas o pseudo fascistas o simplemente de ciudadanos no inclinados a ver en la Unión Soviética un modelo de libertad, dura una cerrazón declarada o sobreentendida […], y la cancelación de viejas reticencias es impedida con injurias y llamadas a las glorias partisanas, finalmente las foibe han sido aduanadas. Ya era hora. El día del recuerdo es de verdad una cosa grande y bella. […]
La segunda anotación, que vale en general para la densa y potente tropa de ex del comunismo, relacionada a Palmiro Togliatti. El restyling de la izquierda no ha incluido una distancia neta de la figura del Mejor. Se desliga entre los elogios a su inteligencia y perspicacia, además del papel que el Pci tuvo en el nacimiento de la República, y un reproche por obligación, más quedo, por su complicidad o por sus consentimientos a las purgas y a otras atrocidades de Stalin.
Seguro que Togliatti no ignoró las foibe, pero se calló a propósito. Para Venecia Giulia fue perentorio (cito de su relación al V Congreso comunista, 29 diciembre 1945). «De este error (de la política italiana) la responsabilidad más grave recae sin dudas sobre Bonomi (presidente del Consejo) que, el día en el que las tropas de Tito entraban en Trieste y echaban a los alemanes hacía al CLN giuliano [Comité de Liberación Nacional italiano] daba un discurso nacionalista repitiendo la famosa frase del “grito de dolor”. Era inadmisible que nuestro presidente del Consejo hablara de grito de dolor propio en el día en el que Trieste era liberada… La posición a tomar en aquel momento era la de saludar a las tropas de Tito como liberadoras, lo que esas eran en realidad… a este primer error ha continuado la escandalosa campaña de odio contra Yugoslavia nutrida por mentiras y calumnias». ¿Tropas liberadoras? Los veteranos istrianos tienen una diversa opinión.
Mario Cervi
(traduzioni di Marta Cobian)
* Era el sobrenombre de Palmiro Togliatti (1893-1964), secretario del Partido Comunista Italiano, exponente de primer plano de la política italiana después de la guerra, fiel aliado del Partido Comunista de la Unión Soviética.