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1/2008 – «El confìn oriental en la historia de la Italia contemporanea» un seminario en Venecia

«El confìn oriental en la historia de la Italia contemporanea»
un seminario de estudios en Venecia para fijar el punto de la investigación

Se titula «El confín oriental en la historia de la Italia contemporanea» el Seminario que se ha desarrollado en Venecia el 1 de dicembre del 2007 en la Sala de Congresos Cornoldi, en Riva degli Schiavoni.
Después de algunos años de experiencia de encuentros y confrontaciones con ocasión del Día del Recuerdo que a menudo trae cola durante el año, desterrados y amigos de los desterrados, intelectuales de notable fama, se han puesto el problema de coordinar y transportar un mensaje sobre la realidad del confín oriental entre pasado y presente, en manera de desarrollar un momento de recuerdo en una ocasión para hacer conocer la historia de una civilización.
Éxodo y foibe son una amonestación, la tragedia de un pueblo que se convierte en emblemática y significativa para una reflexión colectiva sobre aquello que no debería repetirse nunca en la historia de Europa y del mundo. Sesenta años después de las vicisitudes que nos han trastornado es justo y deberoso que tanto sufrimiento encuentre razón de ser a través de un mensaje fuerte que silencie lo cotidiano y sea transmitido al prójimo.
De aquí la necesidad de individuar respuestas condivididas para crear una sólida red de reflexiones. Se impone, por tanto, la necesidad de discutir sobre algunas estrategias de fondo: cómo dar relieve a la importancia del confín oriental en la historia de Italia: antigua, moderna y contemporanea, en el plano diplomático, militar, económico, cultural y político; cómo relacionar la componente mittel-europea de los problemas del confín oriental con su proyección adriático-mediterranea; cómo evitar a las asociaciones de los desterrados istrianos, fiumanos y dalmatas una derivación “reductora” destinada a extinguirse por motivos anagráficos; cómo liberar la imagen del confín oriental de lugar de masacres y de éxodos para poner en resalto la historia milenaria y la cultura artística, literaria, religiosa de las regiones istriana, quarnerina y dalmata; cómo inserir la experiencia de los italianos del Adriático oriental en las problemáticas actuales y futuras de la integración europea y de la globalización; cómo aprender de las  vicisitudes de Istria, de Fiume y de Dalmazia entre el ’800 y el ’900 para prevenir y resolver conflictos étnicos y religiosos.
No hay duda de que que existe un determinismo geográfico en estas vicisitudes, explorable sólo si la voluntad política y la investigación historiográfica lo puedan guiar hacia fines positivos de comprensión y colaboración. De esta reflexión nace una toma de conciencia de la relevancia mediática que estos temas han tomado en la opinión pública y en el debate político, del redescubrimiento de la tragedia de las Foibe y del éxodo giuliano-dalmata del 1944-’45 a las múltiples implicaciones políticas, culturales y económicas que han tenido y tendrán las relaciones con los Países del area centro-europea y balcánica.
Un Adriático oriental “hecho pedazos” para favorecer intereses económicos, políticos, geoestratégicos. La historia de estas tierras no es un tranquilo paseo por los siglos sino un olla en continua ebullición donde han precipitado hombres y acontecimientos, avenimientos y prejuicios generando contraposiciones difíciles de sistematizar y más aún de explicar. Más fácil proceder por lugares comunes que, sobretodo por lo que tiene que ver con las vicisitudes del último siglo, el Novecientos, se han convertido en una constante para justificar tragedias y complicidades, para dar una justificación a realidades anacronísticas, para crear cómodas coartadas a las nuevas estrategias de poder, a las divisiones en bloques de ese mundo generado por las guerras.
Pero pasado medio siglo, desaparecidas las grandes ideologías, la abertura de los archivos mete de nuevo en discusión toda la historiografía, la oficial  confiada a los especialistas y la poco a poco llegada bajo forma de slogan a la gente común y que tanta confusión ha sabido crear también a los protagonistas de la misma. Es tiempo de poner las cosas en su sitio, de dar a conocer la verdad. ¿Qué decir a la nación y a aquellos hombres de buena voluntad que quieren saber, conocer lo que ocurrió entonces y en los sucesivos sesenta años?

La necesidad de interrogarse
Nace de esta exigencia fundamental, alimentada por la ceremonia del 10 de febrero, la necesidad de interrogarse sobre lo que sucedió entonces y establecer estrategias para dar a conocer hoy a Italia y al mundo un asunto emblemático, rico de temas para analizar: con caras negativas por la crueldad con la que se ha determinado el destino de un pueblo, y caras positivas si se tiene en cuenta el grado y el ejemplo de civilidad que las gentes de estas tierras han sabido expresar al mundo. De aquí el encuentro del sábado pasado en Venecia, querido por la Federación de las Asociaciones de los Desterrados, organizado con la cooperación del CDM de Trieste y la participación de la Región Veneto con el Jefe de la Dirección de Relaciones Internacionales, Cooperación Internacional, Derechos Humanos e Igualdad de Oportunidades,  Diego Vecchiato, que ha visto reunidos en lo que se ha convertido ahora en un “work in progress”, historiadores, politólogos, exponentes del mundo de los Desterrados para razonar sobre las estrategias necesarias para transformar el 10 de Febrero, de un mero recuerdo, a una ocasión mediática fundamental para mantener y desarrollar la memoria y la realidad de un pueblo y darla a conocer a la opinión publica.
Partiendo de la historia, o mejor de la historiografía que – como subrayado por los profesores Raoul Pupo, Fulvio Salimbeni y Luciano Monzali – necesita profundizar  en los pliegues de una realidad de confín exaltadora y penalizadora al mismo tiempo, que ha visto a los italianos ocupados y ocupadores, ha creado víctimas y verdugos produciendo interpretaciones bivalentes, a menudo ambiguas, de los hechos ocurridos. La actualidad, que tiene relación con el debate histórico a caballo del confín, induce a algunos ejemplos cruzados como la absurda ocupación italiana de la región de Lubiana y la realidad de los dispersos en los campos de internado operantes en la ex Yugoslavia incluso acabada la guerra contando con el vergonzoso silencio-consentimiento de la política internacional.
Porque callarse ante estos hechos no ha impedido que se repitieran, la limpieza étnica seguida a la disolución de la ex Yugoslavia es un ejemplo. Ciudades trastornadas, realidades interrumpidas sin que el mundo civil – una vez más – sintiera la responsabilidad de la tragedia. Así ha sido con el Destierro y las foibe sobre los que se quería correr un tupido velo de silencio, para siempre.

El redescubrimiento del Adriático
Y sin embargo – afirma Lucio Toth – nosotros trabajamos en el redescubrimiento del Adriático para sacar adelante nuestra cultura, para superar los prejuicios de generaciones que nosotros, los desterrados nos hemos llevado encima y que corren el riesgo de aplastarnos como un rodillo compresor. Porque la verdadera batalla se combate contra quien no conoce la historia del confín oriental y esta convencido de que la italianidad de nuestras tierras sea un fenómeno reciente, inducido por una migración en la época fascista. Esto es el verdadero provincialismo del italiano que ignora y del burócrata que en Roma no sabe nuestra historia.
También gracias al 10 de Febrero, ahora se escribe más y se tiene mayor conocimiento de aquello que se debe salvaguardar. Podemos decir – afirma Raoul Pupo – que ha sido superada la angustia de la extinción. El material recogido en estos años – en particular por el IRCI de Trieste y por el CRS de Rovigno – representa un punto fijo para la investigación historiográfica y para la serenidad de un mundo disperso. Aunque las cosas a estudiar son todavía tantas: la geografía del exilio, por ejemplo, y la digitalización de los datos estadísticos a disposición, en particular de los recogidos de la obra de prófugos. A nivel general es necesario considerar el éxodo en el tema más amplio del cambio de lugar de poblaciones a la conclusión de la segunda guerra mundial al interno del cual se pueden encontrar analogías y profundas diferencias que diseñan precisamente el contorno.
A nivel nacional, en tema de confines – afirma Salimbeni – es importante el parangón entre Venecia Giulia y el Valle de Aosta y el Trentino Alto Adige, como los muelles que han hecho saltar el interés por mantener las últimas dos y por renunciar a las tierras adriáticas. Istria en el imaginario italiano era solo piedra carente de riqueza que habría justificado una implicación diversa. El otro punto fundamental, de explicar al público, es la convicción de Italia de no deber pagar, concluida la guerra, aquellos tres años antes del 8 de septiembre, de alianza con los nazis. Recordamos que ya Ciano, todavía durante el régimen, había afirmado que si los alemanes hubieran pedido Trieste y su territorio, Italia lo habría cedido.
Y esta propio en la conducción de la política exterior italiana – afirma Monzali – la llave de lectura de las “desgracias” adriáticas, y no solo de las más recientes. El Adriático no era la llave de grandes intereses económicos y, a nivel político y nacional era una fragua de continuas tensiones desde la creación de los Estados nacionales por su apego de generaciones a las autonomías locales: una realidad incomoda a la que no era difícil renunciar. Para ulterior confirmación de un provincialismo romano – como afirma Toth – que ignora nuestra realidad.

Menospreciar los perjuicios
 A tantos decenios de distancia, difícil menospreciar prejuicios radicados e ignorancias estabilizadas. La percepción exacta y correcta de este asunto como parte de la historia nacional, es difícil de alcanzar. La amargura se concreta en las palabras de Paolo Segatti, sociólogo, politólogo que de investigaciones conducidas en el 1994 y en el 2004, sobre el conocimiento de las vicisitudes adriáticas por parte de la nación italiana, ha recogido la mismísima actitud y los mismos resultados. Italia ignora.
Y los que tienen una mínima percepción la identifican con uno de los grandes temas de la política electoral del MSI antes y de AN después, como si fuera una invención suya.
Nuestra identidad – explica el prof. Giuseppe de Vergottini de “Coordinamento Adriatico”, docente costitucionalista de la Facultad de derecho de Bologna – es una identidad distraída y no muy motivada y sobre esta nosotros debemos trabajar. No por casualidad uno de los documentos fundacionales de la UE, firmado en Lisboa, promueve uno de los principios de reconocimiento de la identidad de los Estados europeos como uno de los proyectos punta de Europa misma.
  Entre los filones historiográficos útiles al fin de definir las “sombras” de la historia, están todavía por explorar: los fenómenos de colaboracionismo, el papel del PCI, dimensiones y metodología de las opciones, la toponomástica, arte y territorio, el testimonio de lo viajeros a través del tiempo. De todo esto es importante producir comunicación también en otras lenguas, diversas del italiano, para hacer llegar el mensaje cada vez más lejos.
Sustancialmente – ha concluido Stelio Spadaro – debemos actuar de modo que a través de estos encuentros y el útil debate que estimulan, se cree un volante de interés que mantenga viva la dimensión del 10 de Febrero también a lo largo del año.

Preciosos testimonios
Han sido importantes los testimonios sobre el trabajo desarrollado dados en este sentido durante el debate: por Lorenzo Rovis, presidente de la Asociación de las Comunidades Istrianas de Trieste, ya comprometido en un proyecto análogo de conferencias en sede sobre la realidad del éxodo; Liliana Martissa que ha ilustrado la implicación en esta temáticas de “Coordinamento Adriatico” de Bologna; Marino Micich de la Sociedad de Estudios Fiumanos que ha ilustrado el precioso, y único, ejemplo de colaboración entre históricos italianos y croatas (Roma y Zagabria) sobre la investigación y publicación de los nombres de los “desaparecidos” en Fiume en la inmediata posguerra; Carlo Cetteo Cipriani sobre el papel de las Sociedades de arqueología e Historia Patria; Renzo de’ Vidovich de la Asociación Rustia Traine sobre las estrategias ya adoptadas por los Dalmatas para mantener la relación con las ciudades dalmatas y las Comunidades locales de los Italianos, «trabajo – afirma – que sabemos es recibido ya sea a nivel oficial como de percepción mediática»; Tullio Valery de la Escuela Dalmata de Venecia sobre el tema del conocimiento recíproco; Francesca Gambaro de la ANVGD-Comité de Milán sobre la necesidad de obrar mayoritariamente a nivel de la comunicación; Bruno Crevato Selvaggi sobre la necesidad de reunir en red y hacer utilizar la Consulta de las Sociedades y entes de arqueología e historia patria; Donatella Schurzel sobre la relación con las escuelas y la necesidad de llevar a los jóvenes a conocer las tierras adriáticas.
El objetivo de este encuentro – han concluido Renzo Codarin y Lucio Toth – no era el de encontrarnos para examinar lo que hemos hecho hasta hoy, sino para constatar lo que falta, el espacio que aún tenemos que conquistar denunciando – cuando sea necesario – el egoísmo de la política italiana en lo que nos incumbe.
El encuentro abre otra puerta: efectivamente, no se acaba con el debate de Venecia. Se trata, ha sido subrayado varias veces, de un “work in progress” que continuará con otra cita, después del 10 de Febrero del 2008, en aquella de Bologna gestionada por “Coordinamento Adriatico” y la Universidad. Será ampliada la plantilla de los especialistas ya involucrados, confiando también en la participación de los representantes de Unión Italiana – ya invitados a Venecia pero ausentes por la concomitancia con otros compromisos – y de los hombres de buena voluntad intencionados en definir nuevas estrategias para hacer llegar lejos “la voz” de las gentes del Adriático oriental.

Rosanna Turcinovich Giuricin
(la crónica integral en la página
 www.arcipelagoadriatico.it)

 

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